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El Alzheimer, una de las enfermedades neurodegenerativas más comunes en el mundo, ha sido objeto de creciente investigación en las últimas décadas. Tradicionalmente se la ha considerado una afección que afecta principalmente a los adultos mayores, pero en los últimos años, los estudios han mostrado que ciertos hábitos y condiciones metabólicas pueden acelerar su aparición. Uno de los factores más alarmantes que emergen como un detonante importante es el exceso de glucosa en el cuerpo, un problema que está estrechamente relacionado con el aumento mundial de la diabetes tipo 2 y el síndrome metabólico. Desde la medicina funcional integrativa, se aborda esta conexión desde una perspectiva más profunda, explorando cómo los desequilibrios metabólicos pueden influir directamente en la salud cerebral.

¿Qué es el Alzheimer y cómo afecta al cerebro?

El Alzheimer es una enfermedad que provoca una disminución progresiva de las funciones cognitivas, como la memoria, el pensamiento y el comportamiento. A nivel fisiológico, se caracteriza por la acumulación de placas de proteína beta-amiloide y ovillos neurofibrilares de proteína tau en el cerebro. Estas alteraciones interrumpen la comunicación entre las neuronas y eventualmente conducen a su muerte.

Sin embargo, en los últimos años, el Alzheimer ha sido apodado como la “diabetes tipo 3” debido a la creciente evidencia de que la resistencia a la insulina en el cerebro y los niveles elevados de glucosa desempeñan un papel crucial en su desarrollo.

El impacto del exceso de glucosa en el cerebro

La glucosa es la principal fuente de energía para el cerebro. Sin embargo, cuando los niveles de glucosa son constantemente elevados (hiperglucemia crónica), como ocurre en personas con prediabetes, diabetes o malos hábitos alimenticios, esto puede desencadenar una serie de efectos negativos en la salud neuronal.

Uno de los efectos más perjudiciales es el estrés oxidativo. El exceso de glucosa genera radicales libres que dañan las células del cerebro y favorecen la inflamación crónica. Además, el exceso de glucosa afecta la función mitocondrial, la cual es crucial para la producción de energía en las neuronas. Cuando estas células no pueden obtener la energía que necesitan, su capacidad para comunicarse y funcionar adecuadamente se ve comprometida.

Desde la medicina funcional integrativa, se entiende que el cerebro no puede estar aislado de los desequilibrios metabólicos que afectan al resto del cuerpo. El enfoque de esta disciplina es estudiar cómo los sistemas del cuerpo están interconectados y cómo las alteraciones en uno de ellos, como en este caso la alteración en el metabolismo de la glucosa, impacta directamente en la salud del cerebro.

Insulina, resistencia cerebral y el “Alzheimer tipo 3”

La insulina es una hormona clave que permite que las células absorban la glucosa de la sangre y la utilicen como energía. Cuando el cuerpo se vuelve resistente a la insulina, una condición común en personas con síndrome metabólico y diabetes tipo 2, las células del cerebro pierden su capacidad para obtener suficiente energía, a pesar de que los niveles de glucosa en sangre son altos. Este déficit energético puede ser devastador para las neuronas.

A largo plazo, esta resistencia a la insulina en el cerebro puede contribuir al desarrollo del Alzheimer, lo que ha llevado a algunos expertos a referirse a esta enfermedad como “diabetes tipo 3”. Este término refleja la idea de que el Alzheimer puede ser, en parte, un trastorno metabólico, donde el cerebro se ve afectado por la incapacidad de procesar la glucosa de manera efectiva.

Estrategias de la medicina funcional integrativa para prevenir el Alzheimer

Desde la perspectiva de la medicina funcional integrativa, la prevención del Alzheimer implica un enfoque que incluya cambios en la dieta, el estilo de vida, suplementación y uso de adaptógenos y el manejo del estrés, con el objetivo de regular los niveles de glucosa y proteger la salud del cerebro.

  1. Alimentación baja en carbohidratos refinados: 
  2. Ejercicio regular y movimiento.
  3. Suplementación ortomolecular
  4. Uso de adaptógenos reguladores metabólicos y  neuroprotectores.
  5. Control del estrés y sueño adecuado

La relación entre el Alzheimer y el exceso de glucosa en el cuerpo es un área emergente que destaca la importancia de cuidar el metabolismo y los niveles de glucosa para prevenir la neurodegeneración. Desde la medicina funcional integrativa, se propone un enfoque integral que incluya la alimentación, el ejercicio, la suplementación y la gestión del estrés como estrategias clave para reducir el riesgo de desarrollar esta devastadora enfermedad. Al cuidar nuestro metabolismo hoy, podemos proteger nuestra mente para el futuro.